domingo, 6 de abril de 2008

SUEÑO DE LUTO


Durante siete meses, y siete
días, cada noche penosamente
atravesaron el patio. Dime,
¿no viste el largo sudario blanco
de la muerte, del luto, de los finales
amargos, de más comienzos
pavorosos? Siete meses, siete larguísimos
días, del trece de marzo al diecinueve
de octubre, se desplazan de la montaña
a los sueños flotando en el
sueño drogado de días de incertidumbre.
Vienen con la forma de las cosas
para que recuerdes. Piqueta, azadón,
cuchillo de cacao, horca, azote, machete,
tallo de caña, canasto, sombrero de paja,
botas, morral, pala. ¿De qué otra
manera decirte? Bailan
sobre cobre, cacao pulido,
en círculo triturando piedras para
recordarte. Dime que no viste filas
andando penosas, redoblando el paso, noche
oscura tras profética noche.
Tal vez no querías ver
la ropa anudada, las cajas,
los atados, las rápidas miradas
sobre los hombros, y no te despertabas
pensando en qué y por qué pasaba eso. Dime
que no oíste ni un susurro
silbando en tus sueños, que no
viste gente llorando, con miedo y
a la deriva, botes en agua fangosa
zigzagueando y esperando. Dime
que no viste sombras
agazapadas en la orilla, que no
despertaste de un salto pensando
qué viejo dolor te estaba asediando
y por qué. Siete meses, siete días
de duelo, una revelación
que se abría ante ti y esperaba.
Pero las revelaciones de los sueños
son humo, no tu clase
de conocimiento. Luego viene la furia,
vienen las salpicaduras de sangre, vienen
los pasos pesados, viene el horror
del pasado convertido en futura crucifixión
de nuevo. Y ahora se han llevado
a los soñadores muertos de vuelta a la
montaña para alimentar la fuente de
los sueños de nuevo. ¿Qué quiere decir esto?
¿Que el hombre es más humano de lo que
cree? ¿Necesita esa mujer mostrar
su desconfianza? ¿Que los jóvenes
soñadores se emborrachan con la novedad
del conocimiento y se apartan de la
sabiduría de los viejos?

MERLE COLLINS
GRANADA

No hay comentarios:

VISITANTES