Ella le acarició el cabello
hasta volverlo blanco, pero se negaba a entender
que él no quería más poder que la paz,
que quería una revolución sin sangre,
que quería una historia sin memoria alguna,
calles sin estatuas,
y una geografía sin mito. No quería otro ejército
que los regimientos de bananos, las gruesas lanzas de
los cañaverales,y gimió: “Sólo tengo fuerzas para amar”
hasta volverlo blanco, pero se negaba a entender
que él no quería más poder que la paz,
que quería una revolución sin sangre,
que quería una historia sin memoria alguna,
calles sin estatuas,
y una geografía sin mito. No quería otro ejército
que los regimientos de bananos, las gruesas lanzas de
los cañaverales,y gimió: “Sólo tengo fuerzas para amar”
DEREK WALCOTT
SANTA LUCIA
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