
La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea,
mansa suele subirle la belleza
por tobillos, pantorrillas y muslos,
demorarse en el pubis,
que siempre ha estado más allá de todo canon,
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan Para Elisa,
reivindicar los lúbricos pezones a la espera,
entreabrir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos espejo.
La mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza
MARIO BENEDETTI
URUGUAY
MARIO BENEDETTI
URUGUAY
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