martes, 29 de enero de 2008

LA DIVORCIADA



Se viste bien. Camina como nube.
Tiene el jamás venciendo la mirada
y un aire de paloma maltratada,
de cadáver con vida se le sube.

Es triste si se para junto al mar.
¡Qué silencio tan grave el de su frente!
Esa muchacha, acaso diferente,
escribe versos para no llorar...

En cada mes alumbra una amapola.
Juega al tedio y la sed. Aunque está sola
espera siempre un hijo al azar.

Y cuando pasa con su azul pequeño
-del brazo de algún hombre para el sueño-
todos murmuran que se va a acostar.

CARILDA OLIVER LABRA
CUBA

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