sábado, 9 de febrero de 2008

PROEMIO

Solos con nuestras cuitas en la alcoba,
frente a la blanca luna del espejo,
la atraje hasta mi hombro con un mimo
y la retuve con la miel de un beso.

Tendió sus dulces alas el abrazo;
y en la doble clausura comprimidos,
mudos, con el silencio de los éxtasis,
como un junco a otro junco nos torcimos.

La voluptuosidad, onda de fuego
que se quiebra en las playas de la vida,
puso la somnolencia en nuestros ojos,
borró de nuestros labios la sonrisa.

Como el loto que dobla su penacho
mustiado por el tedio de la tarde,
rendida a mis palabras inclementes
con mano inquieta desciñóse el traje.

Profanando su olímpico arrebato,
la acompañé en la erótica tarea
hasta que vi brotar bajo el encaje
la rósea malla de sus carnes tersas.

En torno a aquel mutismo religioso
recitaba el Placer su canto obsceno,
y nos estremecimos asustados...
de vernos en la luna del espejo.

REGINO BOTI
CUBA

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