viernes, 15 de febrero de 2008

POEMA 20



Aún no me explico cómo llegaste,
pudiste haber salido del bostezo de algún desmemoriado
o del grito de un niño
que derrapa todas las noches en una acera,
o quizá de las fobias que se enredaron en mi infancia,
da lo mismo, porque llegaste rompiéndome la frente
con la fuerza de una bala pintada de mediodía
para sacar los nombres que se agolpan en mí,
para dejarme tu olor a madrugada,
a jovencitas conspirando contra la inocencia.

Corrompiste la ausencia para exaltar al que espera,
para beatificarlo.
Traías un puño de estrellas
para esparcirlo en los caminos mientras llegabas.

Llegaste,
para que las palabras fueran humanas al ahogarlas,
para vestirte de naranja
y despertar en el verde de los bulevares;
para que tu nombre hiciera sentir la caída al pronunciarlo.
Llegaste desde la tierra misma,
desde el último latido de los que creen.
Llegaste,
evitándome la huida.

RENÉ NOVOA
HONDURAS

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