sábado, 16 de febrero de 2008

LOS EMIGRANTES



Los emigrantes a veces
abandonan sus desgracias en los trenes,
recorren la sangre absoluta
de una mujer degollada en sus confines.
Retoman los caminos de los libros
y el devenir de Fausto a la locura.
Se bañan en la lluvia de los parias,
en el andamiaje de la muerte
sus mentiras.
Salen a la luna los domingos
persiguiendo su regreso en los amigos.
Recorren las leyendas de la guerra
con una voz distinta
y sus casas son pájaros de sangre
para un insomnio desolado.
Los emigrantes, diminutos malheridos,
conocen del tiempo su afanosa venganza
mientras adquieren lejanías más ingratas.
Dibujan ventanas a sus ruidos,
escriben su historia
en las banquillas
y cocinan terquedades para nombres
que no vuelven y los hijos muertos.
Después desmienten
pero nunca olvidan
y quieren volver
y no vuelven.

ALEJANDRA CASTRO
COSTA RICA

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