sábado, 1 de marzo de 2008

TOMA MI ALMA


Toma mi alma, Señor! La ves enferma
de nostalgia incurable:
Recibela, Señor! y haz que se duerma.
Toma mi alma! La caja que la encierra
ya está vieja, y el frio la ha rajado;
cubierta de miserias de la tierra,
su aspecto causa pena o desagrado...
Dentro de ella, la pobre prisionera
se asoma a las rendijas, para ver fuera
quien lanza al viento, doloridas notas,
y mira... que se fue la Primavera,
y que sobre la nieve, una quimera
va agonizando, con las alas rotas...

Toma mi alma, Señor! Si nada espera:
si el amor la rechaza; si la arroja
la Fortuna con rudos empellones
a la miseria, al lodo, a la impureza,
y si no hay quien la acoja,
que hará de sus postreras ilusiones
que tiritan de frio y de tristezas?

Deténla en el camino... Toma mi alma, Señor!
ya es débil hoja que arrastra del dolor el
torbellino... Haz de ella lo que quieras...
cualquier cosa...! algo que ruegue, y que
rogando llore... una gotita de agua, que se dore
con el sol, en el seno de una rosa... el beso, que
una estrella fugitiva deje en la linfa azul de la
laguna... Una caricia pálida de luna sobre una
frente mustia y pensativa...

Roto caudal de bruma, que se pierde en vaga
lontananza... Impalpable caricia de la espuma...
Manto suave... soplo de esperanza... Huella de
mariposa en la olvidada flor de Las praderas...
Haz de mi alma, Señor, lo que Tú quieras! Haz de
ella. . . lo que quieras... cualquier cosa...!

RICARDO MUJÍA
BOLIVIA

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